Muchas veces la vida te pone a prueba, te da a elegir, te da a elegir entre dos caminos completamente distintos pero igual de tentadores... uno fácil y aparentemente corto y otro difícil y aparentemente más largo.
Normalmente siempre nos decantamos por el más difícil y largo, no nos suelen gustar las cosas fáciles que se consiguen sin esfuerzos y que cuando acabas consiguiéndolas no tienes satisfacción alguna... (o al menos a mí).
Escogemos el más duro, en el que hay obstáculos, piedras, ríos (a veces de lágrimas) los cuales hay que cruzar... pero en el horizonte estás viendo un precioso arco-iris que ansias alcanzar; pueden ocurrir dos cosas, la primera, que tropieces y el golpe sea tan grande que cuando consigas levantarte el arco-iris ya no esté y quieras retroceder y escoger el camino fácil (lo más probable es que ya sea tarde), o que consigas alcanzarlo y mires atrás diciendo "ese camino lo he recorrido yo, he superado todos los obstáculos y ahora puedo ser feliz y estar satisfecha de mi esfuerzo, porque he conseguido lo que ansiaba".
Y... de verdad te digo que... espero decir esta última frase algún día, ya que yo escogí el difícil...
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