miércoles, 10 de noviembre de 2010

Siete, era mágico, y en eso se quedó... en magia.


Hoy por hoy te recuerdo como... él.
Él, el que hacía aparecer esas mariposas en mi estomago, el que no dudó en hacerme feliz, el que me miraba y me hacía sonrojar, el que con una sonrisa me hacía sentir la persona más feliz de mundo, el que conseguía ponerme la piel de gallina con sólo rozarme sin querer, el que con un beso me hacía llegar al cielo, el que...
el que decidió por mi, y decidió que no lo volvería a ver, ni a sentir, o al menos...
eso parece.





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